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El Estado no se originó en ninguna forma de acuerdo social, ni con ninguna visión desinteresada de promover el orden y la justicia. Todo lo contrario. El Estado se originó en la conquista y la confiscación, como un dispositivo para mantener la estratificación de la sociedad permanentemente en dos clases -una clase propietaria y explotadora, relativamente pequeña, y una clase dependiente sin propiedades. . . . Ningún Estado conocido en la historia se originó de otra manera, o con otro propósito que el de permitir la continua explotación económica de una clase por otra.