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Una vez definido tu deseo, entra tranquilamente en tu interior y cierra la puerta tras de ti. Piérdete en tu deseo; siéntete uno con él; permanece en esta fijación hasta que hayas absorbido la vida y el nombre afirmando y sintiendo que eres y tienes aquello que deseabas. Cuando salgas de la hora de oración, debes hacerlo consciente de ser y poseer lo que antes deseabas.