El progreso intelectual humano, tal como ha sido, es el resultado de nuestra larga lucha por ver las cosas "tal como son", o de la forma más universalmente comprensible, y no como proyecciones de nuestras propias emociones. El trueno no es una rabieta en el cielo, la enfermedad no es un castigo divino, y no todas las muertes o accidentes son consecuencia de la brujería. Lo que llamamos Ilustración y a lo que sólo nos aferramos tenuemente, con las uñas, es la lenta comprensión de que el mundo se desarrolla según sus propios algoritmos internos de causa y efecto, probabilidad y azar, sin tener en cuenta los sentimientos humanos.