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  • Empezamos postulando fronteras nítidas, como entre humanos y simios, o entre simios y monos, pero en realidad se trata de castillos de arena que pierden gran parte de su estructura cuando el mar del conocimiento los baña. Se convierten en colinas, cada vez más niveladas, hasta que volvemos a donde siempre nos lleva la teoría evolutiva: una playa de suave pendiente.

    Frans de Waal (2009). “The Age of Empathy: Nature's Lessons for a Kinder Society”, p.199, Crown