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Los detractores del mercado ... podrían entender la afirmación de que, en algún campo concreto, los mercados no requieren intervención -aunque se mostrarían escépticos-, pero la idea de que, por principio general, los sistemas complejos funcionan bien por sí mismos sin intervención benigna parece que sólo podría ser producto de una fe casi religiosa. ... Por supuesto, esto es casi exactamente al revés. Es la idea de que todo orden debe explicarse por una mente que funciona al timón, no su negación, lo que tiene más afinidad con el instinto religioso.