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Podías hacer que tus dedos reprodujeran exactamente lo que sentías, si realmente trabajabas en ello. Yo lo conseguí, no sólo pasando mucho tiempo ante el teclado, sino encontrando formas de hacer que mis dedos reprodujeran mis sentimientos más profundos. Significaba que, cuando tocabas una nota con un dedo, te hundías en esa nota hasta el fondo del teclado, ¡hasta que explotaba! ¿Verdad?