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Jesús mismo ya ha pagado el precio de tus pecados, ¡así que deja de condenarte! Hoy, cuando te miras al espejo, ¿qué ves? ¿Te ves a ti mismo atrapado en todos tus defectos, errores y pecados? ¿O ves lo que Dios ve? Mi querido amigo, cuando Dios te ve hoy, Él ve a Jesús. Usa tus ojos de fe y cree que como Jesús es, así eres tú. A los ojos de Dios, usted es justo, usted es favorecido, usted es bendecido, y usted es sanado. Eres libre de todo pecado, de toda culpa, de toda forma de condenación y de toda esclavitud de adicción.