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Una bisque de langosta debería ser la gloria suprema del hervidero. Y ésta era excelente. Sedosa como el piropo de un gigoló y sabrosa como la promesa de un canciller.
Una bisque de langosta debería ser la gloria suprema del hervidero. Y ésta era excelente. Sedosa como el piropo de un gigoló y sabrosa como la promesa de un canciller.