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  • La gravedad se mide por la planta del pie; trazamos la densidad y la textura del suelo a través de nuestras plantas. Estar descalzo sobre una roca glaciar lisa junto al mar al atardecer, y sentir el calor de la piedra calentada por el sol a través de las plantas de los pies, es una experiencia extraordinariamente curativa, que nos convierte en parte del ciclo eterno de la naturaleza. Uno siente la lenta respiración de la tierra.

    Juhani Pallasmaa (2012). “The Eyes of the Skin: Architecture and the Senses”, p.62, John Wiley & Sons