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Nunca me he creído eso de que la sangre es más espesa que el agua. El amor y el respeto deben ganárselos nuestros hijos, nuestros cónyuges, nuestras familias y nuestros amigos.
Nunca me he creído eso de que la sangre es más espesa que el agua. El amor y el respeto deben ganárselos nuestros hijos, nuestros cónyuges, nuestras familias y nuestros amigos.