El hombre está lleno de deseos: sólo ama a quien puede satisfacerlos todos. "Este hombre es un buen matemático", dirá alguien. Pero a mí no me interesan las matemáticas; él me tomaría por una proposición. "Ese es un buen soldado". Me tomaría por una ciudad sitiada. Necesito, es decir, un hombre decente que pueda acomodarse a todos mis deseos de un modo general.