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La siembra siempre tiene algo de áspero y accidentado, porque con nuestros torpes aperos debemos llegar desde nuestro elemento atmosférico hasta otro, hasta la oscuridad del suelo.
La siembra siempre tiene algo de áspero y accidentado, porque con nuestros torpes aperos debemos llegar desde nuestro elemento atmosférico hasta otro, hasta la oscuridad del suelo.