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Las penas genuinas son muy tranquilas en apariencia en el profundo lecho que han cavado para sí mismas. Pero, aparentando dormitar, corroen el alma como ese espantoso ácido que penetra el cristal.
Las penas genuinas son muy tranquilas en apariencia en el profundo lecho que han cavado para sí mismas. Pero, aparentando dormitar, corroen el alma como ese espantoso ácido que penetra el cristal.