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Desde un punto de vista aún más amplio y comprensivo, la propia vida universal se nos aparece como una lucha entre la multiplicidad y la unidad, un trabajo y una aspiración hacia la unión. Nos parece percibir que -ya sea que lo concibamos como un Ser divino o como una energía cósmica- el Espíritu que trabaja sobre y dentro de toda la creación le está dando forma en orden, armonía y belleza, uniendo a todos los seres (algunos dispuestos pero la mayoría todavía ciegos y rebeldes) entre sí a través de vínculos de amor, logrando -lenta y silenciosamente, pero poderosa e irresistiblemente- la Síntesis Suprema.