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El bautismo por inmersión para la remisión de los pecados es un pacto esencial para hacer con el Señor. La fe y el arrepentimiento preceden a esta ordenanza. La confirmación y el don del Espíritu Santo siguen al bautismo. La aceptación de estos primeros principios y ordenanzas puede obtener para nosotros la remisión de nuestros pecados y asegurar nuestra salvación. En la ordenanza del sacramento, renovamos regularmente éste y otros pactos, y al cumplir con nuestra parte del pacto, recibimos el Espíritu del Señor para que esté con nosotros.