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Pasarás de increíbles subidones en los que te alegras de estar vivo a esos bajones en los que desearías estar muerto. Y justo cuando empiezas a pensar que has aceptado quién eres, eso también cambia. Porque lo que eres no es permanente.
Pasarás de increíbles subidones en los que te alegras de estar vivo a esos bajones en los que desearías estar muerto. Y justo cuando empiezas a pensar que has aceptado quién eres, eso también cambia. Porque lo que eres no es permanente.