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Si por la fe has puesto tu destino eterno en las amorosas manos de Jesucristo, puedes estar seguro de que Dios está trabajando, dando forma a los acontecimientos y circunstancias de tu vida en un hermoso mosaico que revelará a Su Hijo a los hombres y mujeres que te rodean. Su mano está sobre ti, como lo ha estado desde antes de que nacieras.