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  • Los ingenieros no son sobrehumanos. Cometen errores en sus suposiciones, en sus cálculos, en sus conclusiones. Que cometan errores es perdonable; que los detecten es imperativo. Así pues, la esencia de la ingeniería moderna no es sólo ser capaz de comprobar el propio trabajo, sino también hacer que se compruebe el propio y ser capaz de comprobar el trabajo de los demás.