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Leemos novelas porque necesitamos historias; las ansiamos; no podemos vivir sin contarlas y escucharlas. Las historias dan sentido a nuestras vidas y al mundo. Cuando estamos angustiados y vamos a terapia, el trabajo de nuestro terapeuta es ayudarnos a contar nuestra historia. La vida no viene con tramas; es desordenada y caótica; la vida es una maldita cosa inexplicable tras otra. Y no podemos aceptarlo. Insistimos en el sentido. Así que contamos historias para que nuestras vidas tengan sentido.