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No hay pulcritud en ninguna vida, grande o pequeña. Es sólo una ilusión que los hombres persiguen tontamente.
Todas las vidas vividas son un desastre.
La pulcritud de mi vida había empezado a desmoronarse hacía algún tiempo, pero ahora se desintegró por completo cuando me desvanecí en un mundo de puertas que se abrían sin cesar, enigmas que me provocaban y vidas sin límites.
Por primera vez empecé a comprender lo superficial que es la pulcritud.
Lo agobiante, lo limitante.
Por primera vez comprendí que las vidas ordenadas son vidas comatosas. (la Alquimia del Deseo 304)