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Viva donde viva, sentiré nostalgia del Tíbet. A menudo pienso que aún puedo oír los gritos de los gansos salvajes y las grullas y el batir de sus alas cuando sobrevuelan Lhasa a la clara y fría luz de la luna. Mi más sincero deseo es que mi historia pueda crear cierta comprensión hacia un pueblo cuya voluntad de vivir en paz y libertad se ha ganado tan poca simpatía de un mundo indiferente.