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Ninguno de nosotros es mala gente. Flotamos y nos cruzamos y aprendemos sobre nosotros mismos, y cometemos errores y hacemos grandes cosas. Herimos a los demás, nos herimos a nosotros mismos, hacemos felices a los demás y nos complacemos a nosotros mismos. Podemos y debemos perdonarnos a nosotros mismos y a los demás por ello.