Creo que es deber de toda mujer hacerse tan atractiva como su tiempo y sus medios se lo permitan. Después de todo, ahí está usted, en su persona, un símbolo viviente del progreso del arte, la ciencia y la imaginación. Ser tan atractivas como podamos es casi un deber cívico; hay tantas cosas tristes y feas en el mundo que creo que las mujeres deberían decirse a sí mismas humildemente, no con vanidad: 'Intentaré ser tan guapa como pueda, para que cuando la gente me mire, se sienta refrescada. Me esforzaré por ser agradable a la vista".