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Una novela es como una pastilla para la glándula: me quita la crema de mis histerias y las pone en marcha en un libro, donde pertenecen, en lugar de alborotar por toda mi persona.
Una novela es como una pastilla para la glándula: me quita la crema de mis histerias y las pone en marcha en un libro, donde pertenecen, en lugar de alborotar por toda mi persona.