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  • El béisbol ha poseído tradicionalmente una maravillosa falta de seriedad. El mejor jugador del juego, Babe Ruth, era un gordo rabelaisiano, y su entrenador más querido, Casey Stengel, hablaba sandeces. En este perezoso deporte, sólo el lanzador suda. Luego se toma tres días de descanso.

    Thomas Boswell (1984). “Why Time Begins on Opening Day”, Doubleday Books