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El mundo está cambiando, pero yo no voy a cambiar con él. No hay ningún e-reader o Kindle en mi futuro. Mi filosofía es sencilla: Algunas cosas son perfectas tal y como son. El cielo, el océano Pacífico, la procreación y las Variaciones Goldberg encajan en esta categoría, y los libros también. Los libros son objetos sublimemente viscerales, emocionalmente evocadores, que constituyen un sistema de entrega perfecto: libros que podemos tocar, libros que podemos oler, libros en los que podemos confiar. Libros que nos hacen creer, por poco tiempo que sea, que viviremos felices para siempre.