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Pero lo que es significativo es que si no quieres querer y aceptar a alguien, una excusa es tan buena como otra. Los hechos objetivos no importan, y las razones nunca son tan "razonables" como nos gusta pensar que son.
Pero lo que es significativo es que si no quieres querer y aceptar a alguien, una excusa es tan buena como otra. Los hechos objetivos no importan, y las razones nunca son tan "razonables" como nos gusta pensar que son.