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Lo que digo es que creo que la vida es asombrosa y estamos acostumbrados a ella. Todos somos como niños malcriados que ya no se impresionan con los regalos que se nos dan: es sólo otra puesta de sol, sólo otra tormenta que se desplaza sobre la montaña, sólo otro niño que nace, sólo otro funeral.