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Cuando me preguntan a qué soy adicta, siempre respondo que a la música. Y aunque se rían de mí como si fuera un tópico, en realidad soy un completo adicto a las compras de discos. Durante años compré diez discos a la semana, así que cuando fui a Virgin Records y me dijeron que cerraban, se me paró el corazón.