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Cuando se cuida un jardín extenso y hermoso, hay que plantar muchas semillas, sin saber nunca de antemano cuáles germinarán, cuáles producirán las flores más gloriosas, cuáles darán los frutos más dulces. Un buen jardinero las planta todas, las cuida, las nutre y les desea lo mejor. El optimismo es el mejor abono.