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A veces, entre el primer cigarrillo con café de la mañana y el cuarto vaso de pis de la esquina a las tres de la madrugada, te miras a ti mismo y piensas... Esto es fantástico. Estoy en el cielo.
A veces, entre el primer cigarrillo con café de la mañana y el cuarto vaso de pis de la esquina a las tres de la madrugada, te miras a ti mismo y piensas... Esto es fantástico. Estoy en el cielo.