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El hombre, rodeado de hechos, sin permitirse ninguna sorpresa, ningún destello intuitivo, ninguna gran hipótesis, ningún riesgo, está en una celda cerrada. La ignorancia no puede sellar la mente y la imaginación de forma más segura.
El hombre, rodeado de hechos, sin permitirse ninguna sorpresa, ningún destello intuitivo, ninguna gran hipótesis, ningún riesgo, está en una celda cerrada. La ignorancia no puede sellar la mente y la imaginación de forma más segura.