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Y aunque mi Señor ha perdido su hacienda y ha sido desterrado de su país, ni la despreciada pobreza ni la apremiante necesidad pudieron hacerle romper los lazos de amistad ni debilitar su leal deber.
Y aunque mi Señor ha perdido su hacienda y ha sido desterrado de su país, ni la despreciada pobreza ni la apremiante necesidad pudieron hacerle romper los lazos de amistad ni debilitar su leal deber.