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  • Cuando tenía 88 años, dejé por completo la carne y me pasé a una dieta basada en alimentos vegetales tras sufrir un leve derrame cerebral. En los meses siguientes, no sólo perdí 15 kilos, sino que gané fuerza en las piernas y resistencia. Ahora, a los 93 años, sigo la misma dieta basada en plantas y sigo sin comer carne ni productos lácteos. Nado, camino o remo en canoa a diario y me siento lo mejor que me he sentido desde que empezaron mis problemas cardiacos.