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La fuerza motivadora de la teoría de un modo de vida democrático sigue siendo la creencia de que, como individuos, vivimos cooperativamente y, en la medida de nuestras posibilidades, servimos a la comunidad en la que vivimos.
La fuerza motivadora de la teoría de un modo de vida democrático sigue siendo la creencia de que, como individuos, vivimos cooperativamente y, en la medida de nuestras posibilidades, servimos a la comunidad en la que vivimos.