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La cuestión es, cuando tantos otros toman atajos, ocultan la verdad, se engañan a sí mismos, creen en el dinero rápido y siguen a la multitud por el camino de menor resistencia, ¿podemos permitirnos siquiera recorrer el camino más elevado del comportamiento ético? Francamente, no podemos permitirnos otra cosa. Cualquier otro ángulo competitivo es un puro juego de azar en el mundo empresarial actual. Las empresas con una ética inestable y normas poco rigurosas se verán paralizadas cuando intenten competir en nuestro mundo cambiante.