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  • La habituación del cuerpo a caminar como algo normal proviene de los viejos tiempos. Era la forma burguesa de locomoción: la desmitologización física, libre del hechizo del paso hierático, del deambular sin techo, del vuelo sin aliento. La dignidad humana insistía en el derecho a caminar, un ritmo que no se arrancaba al cuerpo mediante el mando o el terror. La marcha, el paseo, eran formas privadas de pasar el tiempo, herencia del paseo feudal del siglo XIX.