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Si eres feliz, eres feliz; nadie te pregunta por qué eres feliz. Sí, si eres desgraciado, la pregunta es pertinente. Si eres desdichado, alguien puede preguntarte por qué eres desdichado, y la pregunta es pertinente, porque la desdicha va en contra de la naturaleza, algo malo está ocurriendo. Cuando eres feliz, nadie te pregunta por qué eres feliz, excepto algunos neuróticos. Hay gente así; no puedo negar esa posibilidad.