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Las lágrimas de Cristo son la piedad de Dios. La mansedumbre de Jesús es la longanimidad de Dios. La ternura de Jesús es el amor de Dios. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.
Las lágrimas de Cristo son la piedad de Dios. La mansedumbre de Jesús es la longanimidad de Dios. La ternura de Jesús es el amor de Dios. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.