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Fue la madre asesina que nos cortó hasta los huesos pero nos dejó vivos, nos dejó desnudos y desconcertados como recién nacidos arrugados, como cachorros ciegos, como crías de serpiente hambrientas de sol recién salidas del cascarón. Nos dejó un Golfo oscuro y una tierra quemada por la sal. Nos dejó para que aprendiéramos a gatear. Nos dejó para salvarnos. Katrina es la madre que recordaremos hasta que venga la próxima madre con manos grandes y despiadadas, comprometidas con la sangre.