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Cuesta creer que tan cerca, al otro lado del Canal, puedan seguir ocurriendo tales atrocidades en su mundo supuestamente civilizado, que uno pueda despertarse una mañana y encontrarse sin hermanos, padres, amigos, todo a golpe de hacha.
Cuesta creer que tan cerca, al otro lado del Canal, puedan seguir ocurriendo tales atrocidades en su mundo supuestamente civilizado, que uno pueda despertarse una mañana y encontrarse sin hermanos, padres, amigos, todo a golpe de hacha.