-
Puesto que todo hombre que vive nace para morir, y nadie puede presumir de sincera felicidad, Soportemos con igual ánimo lo que suceda, sin alegrarnos ni afligirnos demasiado por cosas que escapan a nuestro cuidado. Como peregrinos al lugar señalado nos dirigimos; el mundo es una posada, y la muerte el final del viaje.