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  • Aquí encontramos el foso de los ladrones. Y al igual que un lagarto, con un deslizamiento rápido y resbaladizo, se desliza por la carretera de seto en seto, más rápido que un relámpago, en el mal tiempo de un día de perros, un pequeño monstruo ardiente, lívido, en cólera, negro como cualquier grano de pimienta, vino y se lanzó a las tripas de los otros, y saltando para atacar a uno de la pareja, lo atravesó en la parte a través de la cual primero extraemos el alimento; luego soltó su agarre y cayó ante él, extendido y separado.