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  • Es uno de los mayores problemas. Parecerá muy paradójico, pero es cierto: antes de perder el ego, hay que alcanzarlo. Sólo una fruta madura cae al suelo. La madurez lo es todo. Un ego inmaduro no puede ser arrojado, no puede ser destruido. Y si luchas con un ego inmaduro para destruirlo y disolverlo, todo el esfuerzo va a ser un fracaso. En lugar de destruirlo, lo encontrarás más fortalecido, de formas nuevas y sutiles.