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Los hechos de la naturaleza no pueden ser violados a largo plazo. Penetrando y filtrándose a través de todo como el agua, socavarán cualquier sistema que no los tenga en cuenta, y tarde o temprano provocarán su caída. Pero una autoridad suficientemente sabia como para dar suficiente libertad a la naturaleza, de la que el espíritu forma parte, no debe temer un declive prematuro.