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Y ninguna de estas personas, ninguna de ellas, había querido lo suficiente a ninguna de las otras. Fracasados, pensó, todos somos fracasados... Quería que su amor fuera el vino y el pan, la sangre y la carne. Se acercó a ella, una extraña peligrosa en una ciudad de extraños peligrosos, pero ella se apartó de él y caminó inestable entre la multitud. ¿Cuántas personas sin amor caminan entre los que apenas aman?