Así pues, este viaje no es ni más ni menos que un periodo de aclimatación a una nueva forma de ver, un tiempo de transición y revelación a medida que se va descubriendo "eso" que permanece cuando no existe el yo. No es un viaje para los que esperan amor y dicha, sino para los resistentes que han sido probados por el fuego y han llegado a descansar en una confianza firme e inamovible en "eso" que se encuentra más allá de lo conocido, más allá del yo, más allá de la unión e incluso más allá del amor y la confianza mismos...