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  • Dudo que alguien con algo de ternura o imaginación pueda ver la mano de un niño y no asustarse un poco de ella. Es horrible pensar que la energía humana esencial mueva algo tan diminuto; es como imaginar que la naturaleza humana pueda vivir en el ala de una mariposa o en la hoja de un árbol. Cuando contemplamos vidas tan humanas y, sin embargo, tan pequeñas... Sentimos la misma clase de obligación hacia esas criaturas que podría sentir una deidad...

    "El Acusado". Libro de Gilbert K. Chesterton, 1901.