-
Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho a disfrutar tiene un nombre y un rostro: es Jesús de Nazaret, escondido en la Eucaristía. Sólo Él da la plenitud de la vida a la humanidad. Decid con María vuestro propio "sí" a Dios, porque Él quiere darse a vosotros.