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  • Ahora bien, sabéis bien que los más mortíferos enemigos de la religión católica han librado siempre una guerra encarnizada, pero sin éxito, contra esta Cátedra [de San Pedro]; de ningún modo ignoran el hecho de que la religión misma nunca podrá tambalearse y caer mientras permanezca intacta esta Cátedra, la Cátedra que descansa sobre la roca que las orgullosas puertas del infierno no pueden derribar y en la que se encuentra la entera y perfecta solidez de la religión cristiana.